Séptima emisión: 24 de
agosto de 2014. (Última de la 1ra temporada)
“El
Ojo del Caimán” llegó
al lugar conocido como el Embarcadero de Banes, poblado donde existió un puerto
comercial.
Un
poco de historia:
Antes de constituirse Banes como
municipio, en 1909 se conformaron 14 barrios. Dentro del Barrio Este quedó
incluido el asentamiento poblacional de El Embarcadero, considerado como una
comunidad de periferia.
Era un vecindario con características
sui géneris, conformado por un grupo de casas construidas alrededor del litoral
costero y a lo largo de la línea férrea. Las viviendas contaban con un estilo
propio del sur de Estados Unidos ya que sirvieron en una etapa inicial de
fundación como residencia a varios funcionarios de la United Fruit and Sugar Company.
La construcción de los muelles y sus
facilidades accesorias posibilitaron el incremento del desarrollo de las
actividades en el puerto de Banes, tanto las correspondientes a la exportación
de frutas como el banano, así como de azúcar y mieles producidas en los
centrales Boston y Preston.
Actualidad:
En el trayecto comentamos sobre Horacio
Ferrer, Comandante del Ejército Libertador, que entró por Banes en la
expedición del Laureada en 1897 y al divisar el paisaje en su diario de campaña
“Con el rifle al hombro” escribió:
“Grande
extensión de montaña habíamos atravesado en aquella marcha forzada y fatigosa,
cuando hicimos alto a las cuatro de la mañana para apagar la sed con el agua de
unos curujeyes. Mi compañero me pidió un rato de descanso, pero me negué a
complacerlo y volvimos a emprender la marcha. Apenas la habíamos reanudado,
cuando encontramos una vereda, y siguiendo por ella salimos al amanecer a un
limpio, sobre una altura, desde la cual admiramos un panorama encantador; el
puerto de Banes se veía como a tres leguas de distancia, semejando un lago
dormido entre las sierras, las que principiaban a dorar los rayos de un
espléndido sol naciente.”
Vivir en El Embarcadero tiene sus
beneficios, armonizados por la
Bahía de Banes y el ambiente rural.
Mujer:
“Tenemos una playita ahí que no necesitamos ir a las de Puerto Rico ni Morales,
la pasamos de lo más bien ahí atrás. Además, aquí no hay peligro de nada, tu
puedes dormir con las ventanas y las puertas abiertas, aquí lo que nos cuidamos
mucho entre vecinos.”
Reírse de sus propias desgracias, es
una cualidad inherente de los cubanos. Es así como un vecino ante la pregunta
ingenua de ¿cómo retornaremos? nos dice de manera risueña -“el que llega al
embarcadero se embarca”-, para referenciar la escasez de transporte, una de las
principales problemáticas que afecta al lugar.
Hombre:
“El agua también es un problema a veces, no solo el transporte. Cuando hay
planes vacacionales, los carros que nos traen el agua tienen que priorizar
otros lugares y entonces se pasan muchos días sin distribuirnos, se pasan del
ciclo 5 días, a veces 7 días.”
Muchacha:
“Para mí también la recreación, fuera de la playa y lo que uno mismo se inventa
para entretenerse, aquí en El Embarcadero no hay ninguna otra distracción.
Actualmente es ponerse a ver televisión cuando cae la tarde y nada más.”
Cada pueblo cuenta con mitos, leyendas
y anécdotas graciosas que se han enraizado a través de diferentes generaciones,
en “El Embarcadero” existen historias que provocan curiosidad.
Hombre:
“Dicen que eran unas luces que salían de una jucarera que había cerca del
camino y que alumbraban a los que venían a pie del cine. Cuentan los viejos que
una luz enorme los acompañaba en el regreso, desde la jucarera hasta el pueblo.
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