lunes, 27 de abril de 2015

Comentario El mundo azul y rosado

El Ojo mira las bellezas de la naturaleza.

Aunque casi todos los que vivimos en Cuba coincidimos en que tenemos un eterno verano, por estos días la casi imperceptible "primavera" de los banenses se engalana con visitantes como estas. Una maravilla de la Fauna que nos dice mucho de la salud de nuestra Flora. ¡A proteger el Medio Ambiente! 

viernes, 24 de abril de 2015

Macabí: Recuerdos de la Zafra.

La mirada del Caimán: Fidel en Macabí.

El Ojo mira al "Mundo en Colores".

De la realidad y la vida de los que habitamos Banes, en Holguín, Cuba, siempre les habla un poco El Ojo del Caimán, por eso compartimos este comentario surgido de un hecho real y que nos demuestra como progresa y se educa la sociedad actual.

Ayer necesité realizar una compra de aseo personal, fui a “La Isla de Cuba” tienda conocida como “Todo por uno” y me pasó algo curioso que quiero compartir contigo. Eran las 12: 00 del día y en el área de artículos variados frente a la caja registradora había tremenda cola. Yo me puse detrás de la última persona, luego fue llegando más y más y más gente. Solo se escuchaba decir: esto no avanza, estamos en el mismo lugar, en las Novedades sacaron reparador de puntas y crema para peinar y aquello está lleno, que clase calor, por qué no ponen el aire.
En medio de aquellas quejas y comentarios se escuchó a un señor decir: No mi amor, no me hagas esto a estas alturas de mi vida, yo soy hombre con ropa y sin ropa. La dependienta se quedó inmóvil, cuando miré tenía un paquetico de maquinitas de afeitar Súper-Max de color rosado y entendí el porqué del reclamo del señor. Ella le dijo que no, que esa no era para él, que ella se la iba a dar de color azul, pero que de todas formas eso no hacía nada. No sé si fue una salida o no pero enseguida saltaron los comentarios de los jóvenes, mujeres y hombres que estaban en la cola: Que tiene que ver eso con ser hombre, que machista, seguro que si te afeitas con una maquinita rosada te vas a volver homosexual, si ahora los hombres se ponen aretes, se depilan las cejas y se ponen pulóveres rosados y se ven de lo más bien, dime tu que bobería, lo que hay que ver a esta alturas.
El señor lo único que dijo fue: yo si estoy claro, un joven le respondió: nosotros también. No tuve que decir nada, y no niego que estuve a punto de intervenir desde mi posición como psicólogo, pero no fue necesario porque ellos hablaron por mí. La cola que tuve que hacer fue más productiva que salir de a allí con los jabones y el detergente que fui a comprar. Aprendí que hemos avanzado en cuanto a temas de identidad de género porque el señor representa a una generación marcada por los prejuicios y los jóvenes de la cola a una sociedad más inclusiva, igualitaria y respetuosa. Es cierto que nos falta mucho por lograr pero también lo es que hoy podemos mirar y ver más allá de las apariencias. Como el verde o el amarillo, el azul y el rosado son solo colores, no cartas de presentación de un hombre o una mujer.

miércoles, 22 de abril de 2015

El Ojo mira hacia Macabí.

Cuarta emisión: 10 de agosto de 2014.
Vista antigua del Central.
“El Ojo del Caimán” llegó a la comunidad de Macabí, lugar donde por muchos años funcionó una industria azucarera.

Un poco de historia:
A solo un año para que iniciara el Siglo XX, comenzó la edificación del Central Boston en un cayo con el nombre de “Macabí” (vocablo aborigen que alude a un pez con tal denominación que abunda en la Bahía de Banes). 
Primer tándem del Central.
Surgieron las primeras instalaciones, la casa de calderas, los tachos, las centrífugas. En los alrededores de la industria se creó una infraestructura compuesta por muelles, vías férreas, casas y barracones.  El estreno del Batey contó con una población aproximada de setecientos a mil personas, de la cual los empleados del Central representaban la mitad de la cifra. El 27 de febrero de 1901, la naciente industria inauguró su primera zafra.
Producto terminado (1929)
Luego del triunfo revolucionario, el Central Boston se rebautizó como Nicaragua. El tiempo de zafra era una gran fiesta donde todos disfrutaban del olor a guarapo. Los trabajadores fuera de su jornada laboral, se mantenían atentos a cualquier requerimiento de la industria y a las amas de casa no les importaba limpiar, cuantas veces fueran necesarias, el portal de sus casas por el hollín acumulado. Este ingenio fue motivo de alegría durante más de cien zafras.
Extrabajador del Central: “Cuando la zafra iba a empezar era una alegría inmensa, íbamos corriendo a ver el guarapo y todo ese proceso que es continuo, en que demoraba en producirse el grano alrededor de 72 horas o más. Ya una vez que caía el primer saco, todo ese proceso que empieza en el campo ya se veía terminado. Era la vida del pueblo, del Batey, de los trabajadores, sentíamos amor por eso.”
Cada mañana Abilio Zayas Pérez se dispone a coger el Carahatas, transporte que lo llevará hasta el Consejo Popular de Macabí, donde se encuentra el taller de maquinado, sitio donde labora.
Abilio Zayas en el Taller.
Abilio: “Es un sacrificio de cierta forma, porque a medida que el Central dejó de existir se perdió el trasporte que nos traía y nos llevaba, desde entonces para venir hay que hacerlo en el Carahatas. Se me dificulta, tengo que pasar trabajo diariamente lo mismo para venir que para irme pero pienso estar aquí hasta que me jubile, ya que le he dedicado toda mi viva a esto.”
Los nativos de Macabí como siempre hospitalarios nos dan la bienvenida, "Son los muchachos de la radio" -comentan. Pero en su rostro se dibuja la tristeza al mencionarle la pérdida de su hijo favorito: el Central.
Extrabajador del Central: “Nunca pensamos que se fuera a acabar el Central, cuando se habló eso no lo creíamos y eso le ha dolido a uno, vivíamos enamorados del Central.”
Adulto mayor: “Aquí pararon ahí, tuvieron tiempo parado el Central y después empezaron a tumbar y a picar y a sacar toneladas de hierro por ahí en rastra, hierro, hierro, hierro y mira como está eso.”
Extrabajador del Central: “El Batey sufrió mucho también, porque hablábamos de la industria, pero todos los que trabajábamos ahí éramos casi todos de aquí de Macabí o de Banes, entonces se perdió la fuente de empleo pero además se perdió también la atención que tenían los bateyes.”
Vista actual de la industria.
Corría el 2006, desde años atrás se iniciaba un declive en la agroindustria azucarera. En el mercado internacional los precios del azúcar experimentaban un descenso y algunas materias primas como el petróleo aumentaban su costo. Varios centrales de todo el país fueron desmantelados y despojados de sus sitios para siempre: El Nicaragua fue arrancado de Macabí.
Adulto mayor: “El Central fue en decadencia y eso fue muy doloroso, porque de eso dependía la mayor fuente de empleo y la vida en general, porque la carretera estaba buenísima porque había Central.”
Mujer adulta: “Cuando cerró el Central fue una cosa totalmente irreversible. Las personas de aquí casi todas quedaron sin empleo, con todo el costo social que esto genera.”
Viviendas características del lugar.
En la actualidad el Consejo Popular de Macabí cuenta con una población aproximada de 4 000 habitantes. Quien lo visita puede disfrutar de una arquitectura atípica: casas de ladrillo sin revestir, techadas con zinc o tejas francesas que armonizan con edificaciones hechas por la Revolución. Majestuosa la bahía, custodiada por su popular malecón y el restaurante Mar Azul, que se resiste a desaparecer.
Mujer de la tercera edad: “Yo nací y me crie aquí, tengo 64 años y este lugar es mi vida.”
Hombre adulto: “Yo nunca en mi vida pensé vivir en Macabí, pero cuando vine para aquí por circunstancias de la vida, me he sentido tan bien, me gusta tanto este lugar, hay tanta gente buena, tanta gente noble, muy solidaria que corren ante el dolor del otro, que me quedé en Macabí.”
Mujer adulta mayor (cantante): “Yo estuve viviendo en La Habana y en otras muchas partes pero ya para mí, Macabí es la vida.”
Malecón de Macabí.
La estancia en Macabí siempre resulta un aliciente, la mezcla de brisa, playa, arquitectura y hospitalidad de sus vecinos propicia una estancia placentera. Y aunque, la ausencia del Central dejó en los habitantes de esta comunidad una gran nostalgia, hoy la realidad es otra. En este poblado se edifican y remodelan varias obras sociales con el objetivo de devolverle el esplendor al punto de la geografía banense al que volveremos los que integramos el equipo realizador de “El Ojo del Caimán”.

El Ojo recuerda "El Palacio de Pioneros".

Durante varios días busque a alguien que me acompañara a ese lugar. Todos se negaron y no me dejaron otra alternativa: tuve que ir solo. A medida que me acercaba sentía un gran peso en las piernas como si algo dentro de mí me frenara. Sin embargo, cada vez estaba más cerca y me envolvía una sensación muy extraña: Quería llegar y al mismo tiempo no quería. En medio de mi contradicción llegué.
Teatro y vista trasera del Palacio de Pioneros.
No podía creer lo que estaba viendo, sentí un sabor salado en mis labios, cerré los ojos y vi la casona amarilla de madera que parecía un palacio en medio de los pinos, columpios, canales, un tío vivo, unas cuantas casitas de mampostería alrededor de un jardín de puro verde que cuando el aire mecía simulaba las olas del mar y un teatro de piedra en forma de semicírculo que te remontaba a la Roma de los gladiadores, solo que aquí uno disfrutaba de ver los pioneros recitar, cantar, bailar y ser felices.
Parque infantil del Palacio.

En este templo del conocimiento descubrimos la sustancia que había dentro del termómetro que tantas veces nos media la temperatura, que la distancia en el mar se mide por nudos, que la florescencia que vemos en la caña significa que la planta está enferma y hasta vimos cómo se le hace una inseminación artificial a una vaca. 

Círculos de Interés.
En este lugar hicimos nuevos amigos con los que jugamos a ser grandes, en este lugar cultivamos nuestros intereses y soñamos con un día ser como nuestros padres. 
Los ladridos de un perro y la pregunta de un señor sobre que buscaba allí me hicieron abrir los ojos. 
“Busco el palacio, el teatro” -le respondí.
El hombre solo se encogió de hombros y siguió su camino. 
A mí alrededor todo era gris, la yerba, las casitas hechas con tabla de palma, ya no había pinos. Me costó mucho ubicar donde estaba el teatro, o bueno lo que fue un teatro y que ahora solo es monte.

Ruinas del escenario del Teatro.
Escaleras del antiguo Palacio.











De aquello solo queda la escalera que le daba entrada al palacio, solo que ahora le da acceso a una pequeña casa de tabla, guano y piso de tierra, donde vive alguien a quien el ciclón dejó sin nada, la misma tempestad que dicen:“nos dejó sin palacio de pioneros.”Ahora el sabor salado en mis labios fue más intenso y vi todo nublado como cubierto por un fino velo, corrí y no me importó que algunas personas me miraran asombradas, quise dejar todo lo que vi atrás y quedarme con el palacio que encontré cuando cerré los ojos, porque existe solo en mi memoria.

miércoles, 15 de abril de 2015

Baní, La Ensenada, El Ojo del Caimán.

En 1882 llegó a “La Ensenada”el primer grupo de personas que la habitarían, pero el florecimiento del poblado, conocido hoy como “Banes”, comenzó en 1887. Fue a partir de la llegada de los hermanos Dumois de nacionalidad francesa,quienes se dedicaron a la plantación bananera, convirtiéndose en un fuerte potencial económico y comercial a desarrollar.
En agosto de 1896, durante la Guerra de Independencia, fue destruido por un incendio ordenado por el Generalísimo Máximo Gómez y ejecutado por el General Mariano Torres,muchas familias emigraron y Banes quedó en condiciones para operaciones mambisas.
Su reconstrucción inició en el año 1901, dando paso a la floreciente ciudad de calles amplias y pavimentadas, arboledas como pocas en la isla y un intenso movimiento comercial.
Se fundó como término municipal el 17 de enero de 1910, fecha en que se constituye el Ayuntamiento de Banes, después de una tenaz lucha de sus pobladores por eliminar la dependencia económica y política de otros territorios. Pertenecía a la antigua Provincia de Oriente y tras el triunfo de la Revolución, cuando se aprobó la división político-administrativa de 1976, integró la nómina de 14 municipios de la naciente Provincia Holguín. 

Actualmente la población de “El Ojo del Caimán” es de 79 856 habitantes que conviven en 16 Consejos Populares, de ellos 4 urbanos (Centro Ciudad Sur, Reparto Silva, Betancourt y Mariana Grajales) y 12 rurales (Cañadón, Los Ángeles, Mulas, Macabí, Feria Cinco, Deleite, Los Pinos, Flores, Retrete, Guardalavaca, Río Seco y Cortadera), los que ocupan una extensión territorial de 761.9 kilómetros cuadrados. 

El Ojo mira hacia La Güira.

Tercera emisión: 3 de agosto de 2014.
“El Ojo del Caimán” se aproxima a los habitantes del reparto Mariana Grajales, en cuya entrada un busto de la heroica "Madre de los Maceo" perpetúa su memoria.
En este lugar en el que durante el verano no se detiene el transitar de carros que vienen y van de las playas, donde se hace más frecuente el sonido de coches de tracción animal y se pronuncia en reiteradas ocasiones el nombre por el cual este sitio es más conocido: La Güira.
Un poco de historia:
Corrían las primeras luces del siglo Veinte, en Banes con la instauración de United Fruit Company se experimentaba un desarrollo socioeconómico vertiginoso. Urgía entonces emplear mano de obra para los diferentes oficios. Fue así como se edificó una comunidad para establecer allí la fuerza laboral, fundamentalmente antillana. El poblado acogió a diferentes familias que paulatinamente ocuparon los terrenos hasta convertirse en una gran zona de comercio que aún despierta el recuerdo de sus lugareños.
Anciano: La Güira era un barrio antes de la revolución principalmente constituido por haitianos y jamaicanos. Tenía un gran comercio, por ejemplo había alrededor de diez bodegas, había tres bares. Las calles eran de tierra, inaccesibles prácticamente, cuando llovía no se podía entrar, bueno, solamente a pie. Ya después cambia la estructura, se le hacen calles con asfalto. La Güira ha ido cambiando, ya la población aquella no existe y ahora es un barrio como todos, poblado por una mezcla de negros y blancos.  
La presencia jamaicana dejó una huella perpetua en la comunidad, pues favoreció el desarrollo de varias instituciones como lo fueron la Iglesia y el Jamaica Club, este último consistente en una sociedad de instrucción y recreo. Pero las tradiciones del país caribeño presentaron un espectro más prolongado al influir además en la idiosincrasia del sitio.
Señora descendiente de jamaicanos: Se comía normal durante toda la semana pero los domingos tenían que comer carne, un congrí con leche de coco, el mapén era una de las viandas preferidas para ellos, el bleo que le decían calalú y el jaquí que sirve como ensalada para comerlo con carne, con huevo. El bon guisado, de sábado para comer el domingo que era un dulce de harina con huevo, mantequilla.
Vecina del lugar: A los jamaicanos no les gustaba que los confundieran con los haitianos, porque decían ellos que los haitianos eran más brutos, que ellos eran más letrados, más inteligentes, independientemente de que existía cierta amistad, juntos pero no revueltos -como se dice.
Señora descendiente de jamaicanos: Para salir a pasear primero había que ir obligatoriamente a la Iglesia, para entonces ellos darnos el permiso para poder salir ¿Por qué? porque teníamos que aprender Inglés primero, dominar el idioma y entonces asistir a la escuela pública y había un jamaicano que aparte de ser pastor también impartía clases. El español, era para la vida social, incluso hoy nos queda el acento porque teníamos que hablar inglés dentro de la casa.
Actualmente en el Reparto Mariana Grajales existe una población aproximada de doce mil habitantes. La cantidad de hogares rebasa las cuatro mil quinientas viviendas, algunas con rezagos de las estructuras de origen y otras se han transformado en casas más acogedoras. 
El barrio de la Güira es un inmenso adoquín que perpetúa, revitaliza y construye historias, esas que persiguen ser únicas, reales pero a la vez fantasiosas.
Vecina del lugar: La gente de aquí es muy chévere, son muy comunicativos, muy sociables, nos ayudamos mutuamente. No hay eso que dicen que nos fajamos, puede haber sus discrepancias con algunas personas, pero no como dicen que nos fajamos y caemos en pandillas. Somos normal como cualquiera que vive en Pastorita, Veguitas, Macabí.











Ya nos vamos, los longevos fiscos se encargan de darnos la despedida. Unos ancianos sentados en un muro disfrutan de la sombra y del aire que desprenden las inmensas ramas. Nos llevamos la impresión de sus vecinos: “…este es el mejor barrio de Banes para vivir…” y es que la Güira tiene algo místico que hechiza a sus moradores. 
Hombre: Me gusta vivir aquí, fue donde nací. Es donde he creado mi familia, criado a mis hijos y de aquí iré para donde Dios me mande, no para otro lugar, como es lógico.

lunes, 13 de abril de 2015

Sugiere lo que deseas ver en El Ojo del Caimán.


El equipo de "El Ojo del Caimán" siempre piensa en lo que puedes encontrar al visitar nuestro Blog. En la imagen Yordanquis Zayas, Director del Programa, preparando una actualización.

El Ojo recomienda "La Lectura".

Una opción de todos los tiempos es el desarrollo intelectual que nos proporciona una buena lectura. Por estos días los habitantes del Ojo del Caimán, especialmente los estudiantes disfrutan de un receso docente que bien se aprovecha entre letras e ilustraciones.
Válida elección para hacer más agradable estos días. Bibliotecas, Centros de Documentación y Librerías tienen sus puertas abiertas a los ávidos de conocimientos.