lunes, 27 de abril de 2015
El Ojo mira las bellezas de la naturaleza.
viernes, 24 de abril de 2015
El Ojo mira al "Mundo en Colores".
De la realidad y la vida de los que habitamos Banes, en Holguín, Cuba, siempre les habla un poco El Ojo del Caimán, por eso compartimos este comentario surgido de un hecho real y que nos demuestra como progresa y se educa la sociedad actual.
Ayer necesité
realizar una compra de aseo personal, fui a “La Isla de Cuba” tienda conocida
como “Todo por uno” y me pasó algo curioso que quiero compartir contigo. Eran
las 12: 00 del día y en el área de artículos variados frente a la caja
registradora había tremenda cola. Yo me puse detrás de la última persona, luego
fue llegando más y más y más gente. Solo se escuchaba decir: esto no avanza,
estamos en el mismo lugar, en las Novedades sacaron reparador de puntas y crema
para peinar y aquello está lleno, que clase calor, por qué no ponen el aire.
miércoles, 22 de abril de 2015
El Ojo mira hacia Macabí.
Cuarta emisión: 10 de
agosto de 2014.
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| Vista antigua del Central. |
“El
Ojo del Caimán” llegó
a la comunidad de Macabí, lugar donde por muchos años funcionó una industria
azucarera.
Un
poco de historia:
A solo un año para que
iniciara el Siglo XX, comenzó la edificación del Central Boston en un cayo con el nombre de “Macabí” (vocablo aborigen que alude a un pez con tal denominación
que abunda en la Bahía de Banes).
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| Primer tándem del Central. |
Surgieron
las primeras instalaciones, la casa de calderas, los tachos, las centrífugas.
En los alrededores de la industria se creó una infraestructura compuesta por
muelles, vías férreas, casas y barracones.
El estreno del Batey contó
con una población aproximada de setecientos a mil personas, de la cual los
empleados del Central representaban
la mitad de la cifra. El 27 de febrero de 1901, la naciente industria inauguró
su primera zafra.
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| Producto terminado (1929) |
Luego del triunfo
revolucionario, el Central Boston se
rebautizó como Nicaragua. El tiempo de zafra era una gran fiesta donde
todos disfrutaban del olor a guarapo. Los trabajadores fuera de su jornada
laboral, se mantenían atentos a cualquier requerimiento de la industria y a las
amas de casa no les importaba limpiar, cuantas veces fueran necesarias, el
portal de sus casas por el hollín acumulado. Este ingenio fue motivo de alegría
durante más de cien zafras.
Extrabajador
del Central: “Cuando la zafra iba a empezar era una alegría
inmensa, íbamos corriendo a ver el guarapo y todo ese proceso que es continuo,
en que demoraba en producirse el grano alrededor de 72 horas o más. Ya una vez
que caía el primer saco, todo ese proceso que empieza en el campo ya se veía
terminado. Era la vida del pueblo, del Batey, de los trabajadores, sentíamos
amor por eso.”
Cada mañana Abilio Zayas Pérez se
dispone a coger el Carahatas, transporte que lo llevará hasta el Consejo
Popular de Macabí, donde se encuentra el taller de maquinado, sitio donde
labora.
| Abilio Zayas en el Taller. |
Abilio: “Es
un sacrificio de cierta forma, porque a medida que el Central dejó de existir
se perdió el trasporte que nos traía y nos llevaba, desde entonces para venir
hay que hacerlo en el Carahatas. Se me dificulta, tengo que pasar trabajo
diariamente lo mismo para venir que para irme pero pienso estar aquí hasta que
me jubile, ya que le he dedicado toda mi viva a esto.”
Los nativos de Macabí
como siempre hospitalarios nos dan la bienvenida, "Son los muchachos de la radio" -comentan. Pero en su rostro se dibuja la
tristeza al mencionarle la pérdida de su hijo favorito: el Central.
Extrabajador
del Central: “Nunca pensamos que se fuera a acabar el
Central, cuando se habló eso no lo creíamos y eso le ha dolido a uno, vivíamos
enamorados del Central.”
Adulto
mayor: “Aquí pararon ahí, tuvieron tiempo parado el
Central y después empezaron a tumbar y a picar y a sacar toneladas de hierro
por ahí en rastra, hierro, hierro, hierro y mira como está eso.”
Extrabajador
del Central: “El Batey sufrió mucho también, porque
hablábamos de la industria, pero todos los que trabajábamos ahí éramos casi
todos de aquí de Macabí o de Banes, entonces se perdió la fuente de empleo pero
además se perdió también la atención que tenían los bateyes.”
| Vista actual de la industria. |
Corría el 2006, desde años atrás se iniciaba
un declive en la agroindustria azucarera. En el mercado internacional los
precios del azúcar experimentaban un descenso y algunas materias primas como el
petróleo aumentaban su costo. Varios centrales de todo el país fueron
desmantelados y despojados de sus sitios para siempre: El Nicaragua fue
arrancado de Macabí.
Adulto
mayor: “El Central fue en decadencia y eso fue muy
doloroso, porque de eso dependía la mayor fuente de empleo y la vida en general,
porque la carretera estaba buenísima porque había Central.”
Mujer
adulta: “Cuando cerró el Central fue una cosa totalmente
irreversible. Las personas de aquí casi todas quedaron sin empleo, con todo el
costo social que esto genera.”
| Viviendas características del lugar. |
En la actualidad el Consejo Popular de
Macabí cuenta con una población aproximada de 4 000 habitantes. Quien lo visita
puede disfrutar de una arquitectura atípica: casas de ladrillo sin revestir,
techadas con zinc o tejas francesas que armonizan con edificaciones hechas por
la Revolución. Majestuosa la bahía, custodiada por su popular malecón y el
restaurante Mar Azul, que se resiste a desaparecer.
Mujer
de la tercera edad: “Yo nací y me crie aquí, tengo 64 años y
este lugar es mi vida.”
Hombre
adulto: “Yo nunca en mi vida pensé vivir en Macabí,
pero cuando vine para aquí por circunstancias de la vida, me he sentido tan
bien, me gusta tanto este lugar, hay tanta gente buena, tanta gente noble, muy
solidaria que corren ante el dolor del otro, que me quedé en Macabí.”
Mujer
adulta mayor (cantante):
“Yo estuve viviendo en La Habana y en
otras muchas partes pero ya para mí, Macabí es la vida.”
| Malecón de Macabí. |
La estancia en Macabí siempre resulta
un aliciente, la mezcla de brisa, playa, arquitectura y hospitalidad de sus
vecinos propicia una estancia placentera. Y aunque, la ausencia del Central
dejó en los habitantes de esta comunidad una gran nostalgia, hoy la realidad es
otra. En este poblado se edifican y remodelan varias obras sociales con el
objetivo de devolverle el esplendor al punto de la geografía banense al que
volveremos los que integramos el equipo realizador de “El Ojo del Caimán”.
El Ojo recuerda "El Palacio de Pioneros".
Durante varios días busque a
alguien que me acompañara a ese lugar. Todos se negaron y no me dejaron otra
alternativa: tuve que ir solo. A medida que me acercaba sentía un gran peso en
las piernas como si algo dentro de mí me frenara. Sin embargo, cada vez estaba
más cerca y me envolvía una sensación muy extraña: Quería llegar y al mismo
tiempo no quería. En medio de mi contradicción llegué.
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| Teatro y vista trasera del Palacio de Pioneros. |
No podía creer lo que estaba
viendo, sentí un sabor salado en mis labios, cerré los ojos y vi la casona
amarilla de madera que parecía un palacio en medio de los pinos, columpios,
canales, un tío vivo, unas cuantas casitas de mampostería alrededor de un jardín
de puro verde que cuando el aire mecía simulaba las olas del mar y un teatro de
piedra en forma de semicírculo que te remontaba a la Roma de los gladiadores,
solo que aquí uno disfrutaba de ver los pioneros recitar, cantar, bailar y ser
felices.
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| Parque infantil del Palacio. |
En este templo del
conocimiento descubrimos la sustancia que había dentro del termómetro que
tantas veces nos media la temperatura, que la distancia en el mar se mide por nudos,
que la florescencia que vemos en la caña significa que la planta está enferma y
hasta vimos cómo se le hace una inseminación artificial a una vaca.
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| Círculos de Interés. |
En este
lugar hicimos nuevos amigos con los que jugamos a ser grandes, en este lugar
cultivamos nuestros intereses y soñamos con un día ser como nuestros
padres.
Los ladridos de un perro y
la pregunta de un señor sobre que buscaba allí me hicieron abrir los ojos.
“Busco
el palacio, el teatro” -le respondí.
El hombre solo se encogió de hombros y
siguió su camino.
A mí alrededor todo era gris, la yerba, las casitas hechas
con tabla de palma, ya no había pinos. Me costó mucho ubicar donde estaba el
teatro, o bueno lo que fue un teatro y que ahora solo es monte.
| Ruinas del escenario del Teatro. |
| Escaleras del antiguo Palacio. |
De aquello solo queda la escalera que le daba entrada al palacio, solo que ahora le da acceso a una pequeña casa de tabla, guano y piso de tierra, donde vive alguien a quien el ciclón dejó sin nada, la misma tempestad que dicen:“nos dejó sin palacio de pioneros.”Ahora el sabor salado en mis labios fue más intenso y vi todo nublado como cubierto por un fino velo, corrí y no me importó que algunas personas me miraran asombradas, quise dejar todo lo que vi atrás y quedarme con el palacio que encontré cuando cerré los ojos, porque existe solo en mi memoria.
lunes, 20 de abril de 2015
miércoles, 15 de abril de 2015
Baní, La Ensenada, El Ojo del Caimán.
En 1882 llegó a “La Ensenada”el primer grupo de
personas que la habitarían, pero el florecimiento del poblado, conocido hoy
como “Banes”, comenzó en 1887. Fue a partir de la llegada
de los hermanos Dumois de nacionalidad francesa,quienes se dedicaron a la
plantación bananera, convirtiéndose en un fuerte potencial económico y
comercial a desarrollar.
En agosto de 1896, durante la Guerra de Independencia,
fue destruido por un incendio ordenado por el Generalísimo Máximo Gómez y
ejecutado por el General Mariano Torres,muchas familias emigraron y Banes quedó
en condiciones para operaciones mambisas.
Su reconstrucción inició en el año 1901, dando paso a la
floreciente ciudad de calles amplias y pavimentadas, arboledas como pocas en la
isla y un intenso movimiento comercial.
Se fundó como término municipal el 17 de enero de 1910,
fecha en que se constituye el Ayuntamiento de Banes, después de una tenaz lucha
de sus pobladores por eliminar la dependencia económica y política de otros
territorios. Pertenecía a la antigua Provincia de Oriente y tras el triunfo de
la Revolución, cuando se aprobó la división político-administrativa de 1976,
integró la nómina de 14 municipios de la naciente Provincia Holguín.
Actualmente la población de “El
Ojo del Caimán” es de 79 856 habitantes que conviven en 16 Consejos Populares,
de ellos 4 urbanos (Centro Ciudad Sur, Reparto Silva, Betancourt y Mariana
Grajales) y 12 rurales (Cañadón, Los Ángeles, Mulas, Macabí, Feria
Cinco, Deleite, Los Pinos, Flores, Retrete, Guardalavaca, Río Seco y Cortadera), los que ocupan una extensión
territorial de 761.9 kilómetros cuadrados.
El Ojo mira hacia La Güira.
Tercera emisión: 3 de agosto de 2014.
“El
Ojo del Caimán” se
aproxima a los habitantes del reparto Mariana Grajales, en cuya entrada un busto de la heroica "Madre de los Maceo" perpetúa su memoria.
En este lugar en el que durante
el verano no se detiene el transitar de carros que vienen y van de las playas,
donde se hace más frecuente el sonido de coches de tracción animal y se
pronuncia en reiteradas ocasiones el nombre por el cual este sitio es más
conocido: La Güira.
Corrían las primeras luces del siglo
Veinte, en Banes con la instauración
de United Fruit Company se experimentaba
un desarrollo socioeconómico vertiginoso. Urgía entonces emplear mano de obra
para los diferentes oficios. Fue así como se edificó una comunidad para
establecer allí la fuerza laboral, fundamentalmente antillana. El poblado
acogió a diferentes familias que paulatinamente ocuparon los terrenos hasta
convertirse en una gran zona de comercio que aún despierta el recuerdo de sus
lugareños.
La presencia jamaicana dejó una huella
perpetua en la comunidad, pues favoreció el desarrollo de varias instituciones
como lo fueron la Iglesia y el Jamaica Club, este último consistente en una
sociedad de instrucción y recreo. Pero las tradiciones del país caribeño
presentaron un espectro más prolongado al influir además en la idiosincrasia
del sitio.
Señora
descendiente de jamaicanos:
Se comía normal durante toda la semana
pero los domingos tenían que comer carne, un congrí con leche de coco, el mapén
era una de las viandas preferidas para ellos, el bleo que le decían calalú y el
jaquí que sirve como ensalada para comerlo con carne, con huevo. El bon
guisado, de sábado para comer el domingo que era un dulce de harina con huevo,
mantequilla.
Vecina
del lugar: A los jamaicanos no les gustaba que los
confundieran con los haitianos, porque decían ellos que los haitianos eran más
brutos, que ellos eran más letrados, más inteligentes, independientemente de
que existía cierta amistad, juntos pero no revueltos -como se dice.
Señora
descendiente de jamaicanos:
Para salir a pasear primero había que ir
obligatoriamente a la Iglesia, para entonces ellos darnos el permiso para poder
salir ¿Por qué? porque teníamos que aprender Inglés primero, dominar el idioma
y entonces asistir a la escuela pública y había un jamaicano que aparte de ser
pastor también impartía clases. El español, era para la vida social, incluso
hoy nos queda el acento porque teníamos que hablar inglés dentro de la casa.
El barrio de la Güira es un inmenso adoquín
que perpetúa, revitaliza y construye historias, esas que persiguen ser únicas, reales
pero a la vez fantasiosas.
Vecina
del lugar: La gente de aquí es muy chévere, son muy
comunicativos, muy sociables, nos ayudamos mutuamente. No hay eso que dicen que
nos fajamos, puede haber sus discrepancias con algunas personas, pero no como
dicen que nos fajamos y caemos en pandillas. Somos normal como cualquiera que
vive en Pastorita, Veguitas, Macabí.
Ya nos vamos, los longevos fiscos se encargan de darnos la despedida. Unos ancianos sentados en un muro disfrutan de la sombra y del aire que desprenden las inmensas ramas. Nos llevamos la impresión de sus vecinos: “…este es el mejor barrio de Banes para vivir…” y es que
Hombre: Me
gusta vivir aquí, fue donde nací. Es donde he creado mi familia, criado a mis
hijos y de aquí iré para donde Dios me mande, no para otro lugar, como es lógico.
lunes, 13 de abril de 2015
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