miércoles, 22 de abril de 2015

El Ojo recuerda "El Palacio de Pioneros".

Durante varios días busque a alguien que me acompañara a ese lugar. Todos se negaron y no me dejaron otra alternativa: tuve que ir solo. A medida que me acercaba sentía un gran peso en las piernas como si algo dentro de mí me frenara. Sin embargo, cada vez estaba más cerca y me envolvía una sensación muy extraña: Quería llegar y al mismo tiempo no quería. En medio de mi contradicción llegué.
Teatro y vista trasera del Palacio de Pioneros.
No podía creer lo que estaba viendo, sentí un sabor salado en mis labios, cerré los ojos y vi la casona amarilla de madera que parecía un palacio en medio de los pinos, columpios, canales, un tío vivo, unas cuantas casitas de mampostería alrededor de un jardín de puro verde que cuando el aire mecía simulaba las olas del mar y un teatro de piedra en forma de semicírculo que te remontaba a la Roma de los gladiadores, solo que aquí uno disfrutaba de ver los pioneros recitar, cantar, bailar y ser felices.
Parque infantil del Palacio.

En este templo del conocimiento descubrimos la sustancia que había dentro del termómetro que tantas veces nos media la temperatura, que la distancia en el mar se mide por nudos, que la florescencia que vemos en la caña significa que la planta está enferma y hasta vimos cómo se le hace una inseminación artificial a una vaca. 

Círculos de Interés.
En este lugar hicimos nuevos amigos con los que jugamos a ser grandes, en este lugar cultivamos nuestros intereses y soñamos con un día ser como nuestros padres. 
Los ladridos de un perro y la pregunta de un señor sobre que buscaba allí me hicieron abrir los ojos. 
“Busco el palacio, el teatro” -le respondí.
El hombre solo se encogió de hombros y siguió su camino. 
A mí alrededor todo era gris, la yerba, las casitas hechas con tabla de palma, ya no había pinos. Me costó mucho ubicar donde estaba el teatro, o bueno lo que fue un teatro y que ahora solo es monte.

Ruinas del escenario del Teatro.
Escaleras del antiguo Palacio.











De aquello solo queda la escalera que le daba entrada al palacio, solo que ahora le da acceso a una pequeña casa de tabla, guano y piso de tierra, donde vive alguien a quien el ciclón dejó sin nada, la misma tempestad que dicen:“nos dejó sin palacio de pioneros.”Ahora el sabor salado en mis labios fue más intenso y vi todo nublado como cubierto por un fino velo, corrí y no me importó que algunas personas me miraran asombradas, quise dejar todo lo que vi atrás y quedarme con el palacio que encontré cuando cerré los ojos, porque existe solo en mi memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario