miércoles, 15 de abril de 2015

El Ojo mira hacia La Güira.

Tercera emisión: 3 de agosto de 2014.
“El Ojo del Caimán” se aproxima a los habitantes del reparto Mariana Grajales, en cuya entrada un busto de la heroica "Madre de los Maceo" perpetúa su memoria.
En este lugar en el que durante el verano no se detiene el transitar de carros que vienen y van de las playas, donde se hace más frecuente el sonido de coches de tracción animal y se pronuncia en reiteradas ocasiones el nombre por el cual este sitio es más conocido: La Güira.
Un poco de historia:
Corrían las primeras luces del siglo Veinte, en Banes con la instauración de United Fruit Company se experimentaba un desarrollo socioeconómico vertiginoso. Urgía entonces emplear mano de obra para los diferentes oficios. Fue así como se edificó una comunidad para establecer allí la fuerza laboral, fundamentalmente antillana. El poblado acogió a diferentes familias que paulatinamente ocuparon los terrenos hasta convertirse en una gran zona de comercio que aún despierta el recuerdo de sus lugareños.
Anciano: La Güira era un barrio antes de la revolución principalmente constituido por haitianos y jamaicanos. Tenía un gran comercio, por ejemplo había alrededor de diez bodegas, había tres bares. Las calles eran de tierra, inaccesibles prácticamente, cuando llovía no se podía entrar, bueno, solamente a pie. Ya después cambia la estructura, se le hacen calles con asfalto. La Güira ha ido cambiando, ya la población aquella no existe y ahora es un barrio como todos, poblado por una mezcla de negros y blancos.  
La presencia jamaicana dejó una huella perpetua en la comunidad, pues favoreció el desarrollo de varias instituciones como lo fueron la Iglesia y el Jamaica Club, este último consistente en una sociedad de instrucción y recreo. Pero las tradiciones del país caribeño presentaron un espectro más prolongado al influir además en la idiosincrasia del sitio.
Señora descendiente de jamaicanos: Se comía normal durante toda la semana pero los domingos tenían que comer carne, un congrí con leche de coco, el mapén era una de las viandas preferidas para ellos, el bleo que le decían calalú y el jaquí que sirve como ensalada para comerlo con carne, con huevo. El bon guisado, de sábado para comer el domingo que era un dulce de harina con huevo, mantequilla.
Vecina del lugar: A los jamaicanos no les gustaba que los confundieran con los haitianos, porque decían ellos que los haitianos eran más brutos, que ellos eran más letrados, más inteligentes, independientemente de que existía cierta amistad, juntos pero no revueltos -como se dice.
Señora descendiente de jamaicanos: Para salir a pasear primero había que ir obligatoriamente a la Iglesia, para entonces ellos darnos el permiso para poder salir ¿Por qué? porque teníamos que aprender Inglés primero, dominar el idioma y entonces asistir a la escuela pública y había un jamaicano que aparte de ser pastor también impartía clases. El español, era para la vida social, incluso hoy nos queda el acento porque teníamos que hablar inglés dentro de la casa.
Actualmente en el Reparto Mariana Grajales existe una población aproximada de doce mil habitantes. La cantidad de hogares rebasa las cuatro mil quinientas viviendas, algunas con rezagos de las estructuras de origen y otras se han transformado en casas más acogedoras. 
El barrio de la Güira es un inmenso adoquín que perpetúa, revitaliza y construye historias, esas que persiguen ser únicas, reales pero a la vez fantasiosas.
Vecina del lugar: La gente de aquí es muy chévere, son muy comunicativos, muy sociables, nos ayudamos mutuamente. No hay eso que dicen que nos fajamos, puede haber sus discrepancias con algunas personas, pero no como dicen que nos fajamos y caemos en pandillas. Somos normal como cualquiera que vive en Pastorita, Veguitas, Macabí.











Ya nos vamos, los longevos fiscos se encargan de darnos la despedida. Unos ancianos sentados en un muro disfrutan de la sombra y del aire que desprenden las inmensas ramas. Nos llevamos la impresión de sus vecinos: “…este es el mejor barrio de Banes para vivir…” y es que la Güira tiene algo místico que hechiza a sus moradores. 
Hombre: Me gusta vivir aquí, fue donde nací. Es donde he creado mi familia, criado a mis hijos y de aquí iré para donde Dios me mande, no para otro lugar, como es lógico.

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