Tercera emisión: 3 de agosto de 2014.
“El
Ojo del Caimán” se
aproxima a los habitantes del reparto Mariana Grajales, en cuya entrada un busto de la heroica "Madre de los Maceo" perpetúa su memoria.
En este lugar en el que durante
el verano no se detiene el transitar de carros que vienen y van de las playas,
donde se hace más frecuente el sonido de coches de tracción animal y se
pronuncia en reiteradas ocasiones el nombre por el cual este sitio es más
conocido: La Güira.
Corrían las primeras luces del siglo
Veinte, en Banes con la instauración
de United Fruit Company se experimentaba
un desarrollo socioeconómico vertiginoso. Urgía entonces emplear mano de obra
para los diferentes oficios. Fue así como se edificó una comunidad para
establecer allí la fuerza laboral, fundamentalmente antillana. El poblado
acogió a diferentes familias que paulatinamente ocuparon los terrenos hasta
convertirse en una gran zona de comercio que aún despierta el recuerdo de sus
lugareños.
La presencia jamaicana dejó una huella
perpetua en la comunidad, pues favoreció el desarrollo de varias instituciones
como lo fueron la Iglesia y el Jamaica Club, este último consistente en una
sociedad de instrucción y recreo. Pero las tradiciones del país caribeño
presentaron un espectro más prolongado al influir además en la idiosincrasia
del sitio.
Señora
descendiente de jamaicanos:
Se comía normal durante toda la semana
pero los domingos tenían que comer carne, un congrí con leche de coco, el mapén
era una de las viandas preferidas para ellos, el bleo que le decían calalú y el
jaquí que sirve como ensalada para comerlo con carne, con huevo. El bon
guisado, de sábado para comer el domingo que era un dulce de harina con huevo,
mantequilla.
Vecina
del lugar: A los jamaicanos no les gustaba que los
confundieran con los haitianos, porque decían ellos que los haitianos eran más
brutos, que ellos eran más letrados, más inteligentes, independientemente de
que existía cierta amistad, juntos pero no revueltos -como se dice.
Señora
descendiente de jamaicanos:
Para salir a pasear primero había que ir
obligatoriamente a la Iglesia, para entonces ellos darnos el permiso para poder
salir ¿Por qué? porque teníamos que aprender Inglés primero, dominar el idioma
y entonces asistir a la escuela pública y había un jamaicano que aparte de ser
pastor también impartía clases. El español, era para la vida social, incluso
hoy nos queda el acento porque teníamos que hablar inglés dentro de la casa.
El barrio de la Güira es un inmenso adoquín
que perpetúa, revitaliza y construye historias, esas que persiguen ser únicas, reales
pero a la vez fantasiosas.
Vecina
del lugar: La gente de aquí es muy chévere, son muy
comunicativos, muy sociables, nos ayudamos mutuamente. No hay eso que dicen que
nos fajamos, puede haber sus discrepancias con algunas personas, pero no como
dicen que nos fajamos y caemos en pandillas. Somos normal como cualquiera que
vive en Pastorita, Veguitas, Macabí.
Ya nos vamos, los longevos fiscos se encargan de darnos la despedida. Unos ancianos sentados en un muro disfrutan de la sombra y del aire que desprenden las inmensas ramas. Nos llevamos la impresión de sus vecinos: “…este es el mejor barrio de Banes para vivir…” y es que
Hombre: Me
gusta vivir aquí, fue donde nací. Es donde he creado mi familia, criado a mis
hijos y de aquí iré para donde Dios me mande, no para otro lugar, como es lógico.
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