De la realidad y la vida de los que habitamos Banes, en Holguín, Cuba, siempre les habla un poco El Ojo del Caimán, por eso compartimos este comentario surgido de un hecho real y que nos demuestra como progresa y se educa la sociedad actual.
Ayer necesité
realizar una compra de aseo personal, fui a “La Isla de Cuba” tienda conocida
como “Todo por uno” y me pasó algo curioso que quiero compartir contigo. Eran
las 12: 00 del día y en el área de artículos variados frente a la caja
registradora había tremenda cola. Yo me puse detrás de la última persona, luego
fue llegando más y más y más gente. Solo se escuchaba decir: esto no avanza,
estamos en el mismo lugar, en las Novedades sacaron reparador de puntas y crema
para peinar y aquello está lleno, que clase calor, por qué no ponen el aire.
En
medio de aquellas quejas y comentarios se escuchó a un señor decir: No mi amor,
no me hagas esto a estas alturas de mi vida, yo soy hombre con ropa y sin ropa.
La dependienta se quedó inmóvil, cuando miré tenía un paquetico de maquinitas
de afeitar Súper-Max de color rosado y entendí el porqué del reclamo del señor.
Ella le dijo que no, que esa no era para él, que ella se la iba a dar de color
azul, pero que de todas formas eso no hacía nada. No sé si fue una salida o no
pero enseguida saltaron los comentarios de los jóvenes, mujeres y hombres que
estaban en la cola: Que tiene que ver eso con ser hombre, que machista, seguro
que si te afeitas con una maquinita rosada te vas a volver homosexual, si ahora
los hombres se ponen aretes, se depilan las cejas y se ponen pulóveres rosados
y se ven de lo más bien, dime tu que bobería, lo que hay que ver a esta
alturas.
El
señor lo único que dijo fue: yo si estoy claro, un joven le respondió: nosotros
también. No tuve que decir nada, y no niego que estuve a punto de intervenir
desde mi posición como psicólogo, pero no fue necesario porque ellos hablaron
por mí. La cola que tuve que hacer fue más productiva que salir de a allí con
los jabones y el detergente que fui a comprar. Aprendí que hemos avanzado en
cuanto a temas de identidad de género porque el señor representa a una
generación marcada por los prejuicios y los jóvenes de la cola a una sociedad
más inclusiva, igualitaria y respetuosa. Es cierto que nos falta mucho por
lograr pero también lo es que hoy podemos mirar y ver más allá de las
apariencias. Como el verde o el amarillo, el azul y el rosado son solo colores,
no cartas de presentación de un hombre o una mujer.
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